HUELGA, REPRESION Y MUERTE EN MINA EL SALVADOR, EL SALVADOR, 11 DE MARZO DE 1966



TRAGEDIA MINA EL SALVADOR, 11 DE MARZO DE 1966

Al allanarse el recinto sindical de la mina El Salvador, se produce un sangriento enfrentamiento con la fuerza pública: 8 muertos y 40 heridos, entre ellos un capitán de Carabineros.

Estando en huelga los mineros de El Salvador, y mientras celebraban una asamblea en su sindicato como forma de solidarizar con sus compañeros de la mina El Teniente, el Presidente Frei Montalva ordenó al Jefe de Plaza, coronel Manuel Pinochet Sepúlveda, allanar la sede del sindicato minero. Así, fueron bruscamente interrumpidos por un contingente militar que les exigió abandonar el lugar por trasgredir el estado de emergencia. Ante la negativa del grupo de obreros en huelga y la provocación armada de elementos marxistas, las tropas militares y policiales atacaron con bombas lacrimógenas, tanto al interior como al exterior del local.

El 15 de Marzo de 1966 se lllama a Paro Nacional en protesta por los sucesos de El Salvador. 



* EN ESTE TIPO DE HECHOS, SE ESPERA EN EL FUTURO AGREGAR MAYOR INFORMACIÓN DE DIARIOS, REVISTAS Y LIBROS PARA NO DEJAR SÓLO "LA VISIÓN DE UNA LADO DE LA VEREDA".









LA MASACRE DE EL SALVADOR, René Cerda Inostroza

La coyuntura ocurrida en los años 1965 y 1966 en los diversos campamentos

mineros, en los que se extrae cobre en Chile, es un tema que ha sido muy poco estudiado, el
presente articulo buscara dar algunos atisbos de esta, centrándose especialmente en el eje
Potrerillos-El Salvador-Barquito, donde la movilización termina de manera trágica, el once
de marzo del año 1966. Para el análisis de los hechos, se utilizara análisis de fuentes, tales
como prensa escrita, discursos, fotos, además de bibliografía y trabajos anteriores de otros
autores.

El interés por investigar el tema, surge de la necesidad de dejar testimonio ante el
nulo recuerdo de estos hechos por parte de la memoria colectiva del país, además del vacío
de investigación histórica que existe respecto al tema, él cual solo sale mencionado en un
puñado de libros, con no mas de una pagina dedicada a este. A mi parecer estos hechos son
de gran importancia, ya que abren lo que será el último ciclo de matanzas ocurridas en el
siglo XX en gobiernos democráticos.

Este artículo va dirigido tanto a estudiosos de la Historia, como a un público
general, por lo que en él se utilizara un lenguaje simple para la fácil comprensión de los
análisis que se llevaran a cabo. Estos serán expuestos de manera cronológica, divididos en
cinco capítulos, siendo el primero un contexto general de la situación en Chile con el fin de
acercar el tema al lector y para que este se sitúe temporalmente, Los siguientes dos
capítulos, tendrán por objetivo dar a conocer los motivos por los cuales se llego al trágico
final, que será descrito y analizado en el capítulo cuatro, el cual esta dedicado
especialmente el día 11 de marzo. Finalmente el último capitulo, expondrá las diversas
reacciones que se generaron luego de la matanza, tanto a nivel nacional como internacional.

La Huelga de 1966.

Comienza el año 1966 y el 3 de enero, mientras en el parlamento se discute la ley de
Chilenización del cobre, se inicia una huelga legal en el sindicato de El Teniente, con ella la
Confederación de Trabajadores del Cobre (CTC) hace un llamado a las demás mineras a la
solidaridad con esta lucha, la cual pedía mejoras salariales de un 283,9%, muy por sobre lo
que la compañía proponía que era un 125,5% y también bastante distante de la propuesta
del gobierno de un 147,7%7.

Los primeros dos meses de la huelga trascurrieron sin mayores hechos relevantes,
no fue hasta el día 57 de la huelga, cuando los campamentos mineros de Potrerillos, El
Salvador, Llanta y Barquito, paralizaron sus faenas en apoyo a sus compañeros de El
Teniente (1 de Marzo), siendo calificado este hecho como una muestra de solidaridad de
clase, por parte de la izquierda, mientras que la Democracia Cristiana y por lo tanto el
gobierno, calificaron el hecho como una Huelga Ilegal, la que no tenia ningún sentido. El
ministro del Trabajo William Thayer, calificaba de absurdas la peticiones de los
trabajadores ya a dos meses de comenzada la huelga, expresando que era inconcebible que
aun siguieran pidiendo el reajuste salarial.

El mismo día en que se inicio el Paro en el norte, se declaro el estado de emergencia
en el departamento de Chañaral, produciéndose gran cantidad de allanamientos de casas,
ordenados por el Gobernador subrogante Coronel Roberto Viaux Marambio, respaldado por
el Intendente Joaquín Vial, en los cuales se detuvieron a los dirigentes sindicales Julio
Arancibia (Secretario del Sindicato de Potrerillos), Carlos Gómez (Presidente del sindicato
de El Salvador), Jaime Sotelo (Secretario del sindicato de El Salvador), Pablo Gutiérrez y
Hernán Carranza (Ambos dirigentes de los trabajadores de Barquito), los cuales fueron
enviados a la cárcel de La Serena, donde también llegarían algunos dirigentes de Rancagua.
Al día siguiente de la detención de los dirigentes se realizarían las votaciones, por lo
que esta acción del gobierno tenía el claro objetivo de descabezar el movimiento para que
este perdiera fuerza y se votara en contra de la movilización. Además el gobierno toma
otras medidas tales como allanar casas de trabajadores y expulsarlos de los campamentos,
tal fue el caso de El Salvador donde se expulso a 300 trabajadores, los cuales fueron
enviados a Pueblo Hundido (Actual Diego de Almagro), siendo obligados a dejar todos sus
enseres en el campamento, además de ser separados de sus familias, las cuales quedaron en El Salvador 
y eran estas las que principalmente acudían al local del sindicato, el cual funcionaba 
las 24 horas del día, para dar alimentación en ollas comunes y además para
distraer a los obreros que ocupaban el local, con juegos tales como billar, cartas y domino.
Como medida preventiva se cerraron los accesos a los campamentos, debido a que
el gobierno acusaba que llegarían agitadores profesionales desde el norte del país, 
cosas que según testimonios de los trabajadores y sus dirigentes, nunca ocurrió.

Con el pasar de los días la situación se torna cada vez mas tensa, hasta que el día 8
de marzo, los militares a cargo de la zona de emergencia de Chañaral, emiten la orden
arbitraria de la reanulación de las faenas de El Salvador, Potrerillos y el puerto de Barquito,
colocando a cargo de esta al Coronel del Ejercito Manuel Pinochet Sepúlveda, La orden fue
escasamente cumplida en los campamentos mineros durante el día 9 de marzo, a excepción
de Chuquicamata que había decidido no movilizarse, las cifras son las siguientes, El
Salvador: De 615 empleados, trabajan 145, mientras que de 2.109 obreros, trabajan solo
307, llegando en ambos casos a menos de un 25% de acato de la orden, en Potrerillos de
360 empleados, laboran 163, mientras que de 711 obreros, 141 llegaron a sus puestos de
trabajo, mientras que en el puerto de Barquito, trabajan 58 empleados y 173 obreros en
labores de embarque9. Mientras en la ciudad de Rancagua, la huelga continuaba, pero con
la marginación de aquellos trabajadores que pertenecían a la Democracia Cristiana, los
cuales (Según El Mercurio) pusieron su fuerza al servicio de la Intendencia, realizando
trabajos para la comunidad, se señala que pintaron el Liceo de Hombres de Rancagua.

El día jueves 11 de marzo, a eso de las dos de la tarde, se ordena el desalojo del
local sindical del El Salvador por parte de militares, carabineros y detectives. Los efectivos
del ejercito llegan en tres camiones de la institución, encontrándose con las demás fuerzas
del estado en el reten de carabineros, a unos 60 metros del local sindical, es desde ahí que
caminan hacia el sindicato, en el cual a esa hora se encontraban cerca de 300 obreros,
mujeres y niños almorzando en la olla común. Ante el aviso de la llegada de los militares y
la confirmación visual de esto (Debido a la cercanía), dos mujeres se agolparon en la puerta
con una bandera chilena extendida, ante lo cual el teniente de carabineros, señor Luis Hald,
acompañado de un suboficial de nombre Luis Abarzúa, mas un piquete de tropa, intentan
entrar al local, sin leer la orden de desalojo y sin llevar a cabo ninguna formalidad. Lo
anterior causo que los obreros protestaran ante lo que ellos calificaron como una acción
arbitraria que estaba siendo llevada a cabo por el teniente Hald, el cual contesto lanzando
dos bombas lacrimógenas dentro del sindicato, esto provoco que los ocupantes, intentaran
escapar rompiendo una puerta que se encontraba en la parte posterior del sindicato, la cual
llevaba a un pasillo entre el estadio y el sindicato. La masa escapando se dirigió hacia el
sector lateral, donde fueron nuevamente atacados por parte de las fuerzas represoras con
gases lacrimógenos, ante esto los trabajadores y sus familias se dividen en dos grupos, uno
escapa hacia dentro del estadio, sacando las calaminas, que les impedían la entrada, y el
otro grupo sigue escapando hacia el norte del sindicato. Este segundo grupo es el que recibe
la primera ráfaga de disparos de ametralladoras que realizan carabineros y los militares,
apoyados por algunos pocos detectives…

Finalmente el saldo de la masacre fue de 8 muertos, Osvaldina Chaparro, María
Egurrola, ambas dueña de casa, tenían 30 y 39 años respectivamente, Francisco Monárdez,
Mauricio Dubó, Ramón Contreras de 22 años, soltero, Delfín Galaz, soltero, 37 años,
Manuel Contreras, casado de 54 años y Luis Alvarado. Cabe mencionar que solo Monárdez
y Dubó murieron en las afueras del sindicato, permaneciendo en el lugar sus cadáveres
hasta la media noche cuando el Juez de Chañaral ordeno su levantamiento. Luego de la
masacre los cuerpos fueron tapados con planchas de zinc por los mismos obreros y sus
familias, los cuales les acompañaron durante todo el día, encendiendo velas y llenando de
flores a sus compañeros caídos.