NAUFRAGIO DE LA FRAGATA "LLANQUIHUE", 20 DE OCTUBRE DE 1900


El naufragio de la fragata "Llanquihue"

(Juan Carlos Velázquez Torres, profesor de historia, Diario El Llanquihue, 21/01/2004)

En los albores del siglo XX la actividad naviera en Puerto Montt es intensa y no era raro observar en su bahía a varios vapores y veleros, esperando embarcar o desembarcar pasajeros y carga.

La ciudad contaba con una población cercana a los 3.500 habitantes. Sus calles eran de tierra que en días de lluvia se convertían en grandes lodazales y en verano daban origen a una abundante polvareda. El alumbrado público estaba limitado a la presencia de algunos faroles en las esquinas de las calles céntricas y su encendido al caer la noche, estaba a cargo de guardianes montados a caballo.

Los ejercicios del Cuerpo de Bomberos y del Batallón Cívico, más las retretas que cada domingo realizaban las bandas Loreley y Concordia en el kiosko de la Plaza de Armas, rompían la monotonía de este Puerto Montt del 1900.

La llegada del nuevo siglo fue celebrada con alegría por los puertomontinos que a medianoche colmaron las calles céntricas atraídos por el paseo con antorchas que realizaron los voluntarios del Cuerpo de Bomberos, acompañados por la banda Club Loreley, cuyos integrantes tocaron lo mejor de su repertorio.

ULTIMO AÑO NUEVO

Entre los que disfrutaron del desfile bomberil se encontraba el marinero José Vargas, junto a su esposa e hijos. Ignoraba que este sería la última fiesta de año nuevo que pasaría junto a su familia. 




Al anochecer del 12 de junio don José Vargas encaminó sus pasos al largo muelle fiscal para abordar la fragata "Llanquihue", que debía transportar un cargamento de maderas al puerto de Iquique. Esta nave había sido construida en 1864 en Estados Unidos. Su casco era de madera y tenía 1.149 toneladas de registro.

Tuvo como primer nombre "Pléyade". Luego de navegar por algunos años con bandera norteamericana, en 1885 pasó a formar parte de la marina mercante nacional al ser adquirida por la firma Lyon Hnos. de Valparaíso que la rebautizó con el nombre de "Laura Rosalía". Más tarde, el año 1890 la nave fue comprada por la naviera puertomontina Oelckers Hnos. Su nuevo propietario don Federico Oelckers le asignó el nombre de "Llanquihue", en homenaje a esta zona que lo acogió y le dio la oportunidad de forjarse un promisorio futuro junto a su familia.

ZARPE Y MAL TIEMPO

Aunque esa noche de otoño las condiciones climáticas no se presentaban favorables para la navegación el Capitán de la fragata "Llanquihue", don Enrique Watson, ordenó el suelte de amarras y el zarpe de la embarcación que con cierta dificultad avanzó en medio del fuerte oleaje que en ese momento presentaba el Seno de Reloncaví. Le acompañaban en el viaje su esposa Blanca Blanco, su pequeño hijo de 2 años y una sirvienta.

Las condiciones atmosféricas empeoraron y al día siguiente la prensa puertomontina coincidía en manifestar que "era el temporal mas recio que hayamos sentido desde mucho tiempo". Muy temprano don Federico Oelckers en su habitual recorrido por el centro de la ciudad constataba los destrozos que el mal tiempo había provocado. Una gran inquietud le embargó al pensar en la tripulación del "Llanquihue", aunque confiaba en la experiencia del Capitán Watson, un viejo lobo de mar.

El temporal amainó, los días transcurrieron y el arribo a Iquique de la fragata "Llanquihue" estaba retrasado. Las autoridades navieras de esa ciudad lograron comunicarse con don Federico Oelckers para recibir alguna información y explicarles la tardanza a los clientes que esperaban el cargamento de maderas. La nave no daba señales y comenzó a temerse lo peor. La angustia embargaba a los familiares de la tripulación, muchos de los cuales vivían en Puerto Montt.

LA TRAGEDIA

Los rumores del naufragio fueron confirmados finalmente. El 20 de octubre de 1900 el diario El Llanquihue de Puerto Montt informaba: "Naufragio de la fragata Llanquihue. Valdivia. Al Director de El Llanquihue. Avísase de Corral que el guardián del faro Punta Galera, encontró en la playa de Collín, entre río Bueno y Galera, un pedazo de la popa de un buque con el nombre de Llanquihue, créase sea éste el de los señores Oelckers Hermanos".

A esto se agregaron las declaraciones de los tripulantes de una nave italiana y de la barca nacional "Benilde" que observaron a la altura de Corral restos de la carga de madera que transportaba la desaparecida nave.

El 25 de octubre de 1900, el diario El Ferrocarril de Santiago informaba: "Noticias comunicadas más tarde por el capitán de la barca Benilde que había salido de Ancud el mismo día que la Llanquihue, supone que ésta última se había abierto, debido a los fuertes balances que debió haber experimentado en medio de un mar agitado después de un gran temporal. El capitán cree que la Llanquihue se ha abierto, porque un buque italiano que venía de Europa para Iquique, unos cuantos días después del temporal encontró una nata de maderas surtidas, simulando una gran balsa".

SIN SOBREVIVIENTES

Lamentablemente no hubo sobrevivientes y los cuerpos de estos tampoco fueron hallados. En ausencia de sus restos se llevó a cabo un oficio religioso que se realizó en la Iglesia Matriz - actual Catedral - hasta donde asistió una nutrida concurrencia. En la misa se rogó por el eterno descanso del Capitán Enrique Watson su esposa, hijo, la sirvienta y la tripulación compuesta por Pedro Mac Neill, Jorge Blanche, Pedro Montecinos, Guillermo Torres, Enrique Charles, Juan Alarcón, Juan Vargas, Antonio Ranuch, Pedro González, Luis Cerna, José Barrientos, Purísimo Alvarado, Secundino Yañez, Nicasio Ranguán y José Vargas, cuyo trágico deceso enlutó a la comunidad puertomontina.